En esta producción el personaje de Preziosilla adquiere un carácter casi mítico como adivinadora de engaños, profetisa de destinos y y hasta alivio sexual de Alvaro en el campo de batalla. Y también incita a la turba a bailar todos los ritmos bailables que Verdi ha escrito en esta partitura para el coro, que son muchos. En el famoso Rataplan, esta pitonisa se despide del público en glorioso vestido de Odalisca verde, como suprema maestra de ceremonias de un vivaz y agresivo número de cabaret. Gusten o no, fue gracias a la progresión dramática insuflada por estas ideas que un número normalmente pedestre e insulso como la tarantela se transformó en uno de los grandes pivotes dramáticos de esta representación. Pero en esto también tuvo mucho que ver el director de orquesta.
Agustín Blanco Bazán - mundoclasico.com